Por encontrarme desocupado desde hace un tiempo
y sin encontrar una solución aún a este problema,
he agregado avisos a mi blog con la intención
de paliar un poco esta situación.
Pido perdón a todos los amigos y visitantes
por las molestias. Gracias por su comprensión.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Mis primeros Anteojitos, Nº 66 y Nº 75

anteojito Nº75
anteojito Nº66
Recuerdo perfectamente aquel mediodia en el colegio.
Nos preparabamos a salir, en perfecta formación, de menor a mayor, como se acostumbraba en el Santa Teresa de Martínez y en todos, supongo, los establecimientos educativos de La Argentina de los 60's.
Distraidamente, un compañerito hojeaba una revista en cuya tapa podía verse un personaje con una cabeza con forma de pelota de rugby, con gigantescos anteojos negros, asomandose a través de la rotura de una hoja de papel con dibujos que, a duras penas, recuerdo.
Le pregunté qué era.
"Anteojito" me respondió, y enseguida agregó:
"Es el número 1"
Hoy, ante semejante cercanía con tal maravilla, dificilmente podría contener un lagrimón.
Pero aquella vez sólo provocó en mi curiosidad y apenas crucé la puerta del colegio le imploré, casi le exigí a mi madre que me comprase esa revista.
Sin mucho esfuerzo conseguí arrastrarla hasta el kiosco que quedaba en la esquina. Pero el destino quizo que ese número ya estuviera agotado.
Obviamente no era cosa tan importante como para andar recorriendo todo el barrio a ver si se conseguía. Mi falta de visión, lógica para esa edad, mas las ganas de llegar a casa a ver "los Tres Chiflados" durante el almuerzo hicieron que olvidara pronto el asunto.
A la semana siguiente por fin me compraron mi primer "Anteojito".
Era el número 2 y sirvió, seguramente, para entretenerme un rato, convirtiendose enseguida en otra revista más que daba vueltas por toda la casa, y cuyo fatal destino no me atrevo a imaginar.
No me culpo.
Con 6 o 7 años era imposible contar con la valoración que hoy día se le da a estas joyas.
Que lindo sería tener hoy aquellos números.
Pero el destino me recompensó, y con creses. Como comento en otra entrada, tuve la suerte de conocer y ser alumno de Nestor Córdoba, el gran maestro de la animación argentina. Colaborador fundamental de García Ferré en la historia de Anteojito.

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