No les voy a mentir. Es una
historieta que tuve y que ya no tengo, y esta que tengo no es la que tuve,... perdón, ya me mareé.
Cuando hace dos años vi que vendían el número 3 de la colección
Disneylandia de
Zig-Zag me desesperé por comprarla. Hacía muchos años que la había perdido y al ver la tapa la recordé inmediatamente. Precio razonable y la buena predisposición del vendedor me hicieron comprar este número y un montón más (que jamás había tenido), solo de contento que estaba.
Pero valió la pena. Está en un estado impecable. No marcas, no roturas, inmejorable. Y de paso sumé números bajos a mi colección en igual estado.
No es lo mismo que tenerla desde aquella época (como es el caso de la
Disneylandia 2 que presenté en una entrada anterior), pero la disfruto igual.
Al revivir la lectura de cuatro décadas atrás mi alma comiquera se sintió reconfortada, provocando que la sonrisa satisfecha se humedeciera por una incontenible lágrima nostalgiosa. Que le voy a hacer, asi soy con todo aquello que alguna vez llenó de alegría mi infancia. Especialmente los
comics.
Pero asi ha de ser la cosa.
Por eso, ¿para qué esperar más?. ¡A compartir se ha dicho!